A propósito de la celebración del Día Internacional del
Astrólogo hoy 6 de enero (fecha que se ha tomado por ser también el día
tradicionalmente adjudicado a los tres astrólogos más populares, conocidos, e
incluso adorados en el mundo occidental), haré a continuación una breve
referencia a estos tres personajes, como símbolo del Conocimiento y la
Sabiduría durante mucho tiempo Arcana y secreta.
Lo primero que he de observar con respecto a la figura de
los tres Magos o los tres Astrólogos, es que de forma curiosa y por alguna
razón que aún no llego a entender, en algún momento de la historia alguien les
adjudicó también el título y el prefijo de “reyes”, y así quedó para la
posteridad, siendo que Mateo (el único que hace mención a ellos en los textos
bíblicos) habla de “varios magos de Oriente” en algunas traducciones, y “un
grupo de astrólogos” en otras, pero en ningún momento se refiere a ellos como
“reyes”. Si tiene usted alguna Biblia en su casa, puede revisar el capítulo 2
de Mateo en el nuevo testamento y verificar que en ningún momento se les
adjudica realeza alguna. Tampoco se habla de su número, ni de sus nombres, ni
de sus características físicas.
Me es difícil escribir estas líneas sin recordarme del para
entonces subdirector del colegio en el cual cursé educación primaria y
secundaria, el profesor Rafael
Parabacuto, quien desde que estaba yo en
tercer grado de primaria (al menos que yo recuerde) cada cierto tiempo entraba en el salón de clases, y con el permiso de la maestra de turno,
conversaba muchas cosas interesantes al respecto, año tras año. De él fue de
hecho la primera persona de la que supe que los tres Magos de la mitología
cristiana no eran reyes. En sus palabras, de las que recuerdo vívidamente, nos
dijo: “La biblia habla de un grupo de Magos… lo de ‘reyes’ no se sabe quién lo
inventó ni cuándo se lo puso”. Comentario aparte, fueron muchos los detalles
para aquél entonces curiosos y hasta sorprendentes que aprendí en esas conversaciones que tenía
con nosotros año tras año. En esas conversaciones aprendí que es falso que
Jesús hubiese nacido el 24 de diciembre, que en esas fechas no hay pastores
cuidando ovejas bajo los fuertes ventarrones, ventiscas y olas de frío que
caracterizan Oriente Medio durante esas fechas, y que muchísimo menos las
pastorean durante la noche (a menos que se hayan perdido). Aprendí también que
la imagen de un Jesús sumamente delgado, raquítico y débil, con facciones
romanas y piel blanca, y cabello liso y largo era con toda seguridad ficticia,
y que Jesús debió haber sido por deducción lógica de piel morena y cabello
oscuro ensortijado, como corresponde a los judíos de la época, y que su cabello
debió haber sido corto, con un mechón largo sin recortar en la base de la nuca
(algo similar a “la colita” que era popular dejarse en los 80’s y que
momentánea y tímidamente resurgió por breve tiempo entre el 2009 y 2011. De
hecho, recuerdo que el profesor Parabacuto bromeó al respecto cuando nos
hablaba sobre esto diciendo: “Jesús estaba a la moda”, pues en aquel entonces,
cuando estaba yo en 5to grado de primaria -1984 y 85- su uso estaba en pleno
apogeo y todos solíamos esconderla bajo la camisa del uniforme escolar, para
evitar que nos las cortaran o nos amonestaran en el colegio), y también, por
deducción igualmente lógica, decía que su contextura debió haber sido robusta y
musculosa. Al respecto nos dijo, luego de describirnos las torturas, golpes,
latigazos, coronas de espinas, y demás tribulaciones a las cuales habría sido
sometido, “¿¿ustedes creen que una figura raquítica y endeble habría soportado
todo eso sin morir, y de paso habría tenido fuerzas para siquiera caminar,
mucho menos cargando una cruz, durante un trayecto que sería equivalente a
varias cuadras?? Una persona necesita ser de contextura muy robusta y musculosa
para poder resistir todo eso”. Hablaba también
acerca de la forma en que tradicionalmente se supone que habría sido
crucificado que no podía ser correcta y muchas cosas más. También de sus
conversaciones aprendí que las representaciones clásicas en las que se
representa a María y a Jose como una pareja de cuarentones con el recién
nacido, es históricamente incorrecta. Nos enseñó que Jose, ciertamente tendría
alrededor de cuarenta años, pues era un patriarca, y en aquél entonces entre
los judíos un hombre, para ser patriarca, tenía que ser, además de una persona
respetada, un hombre maduro, que ya hubiere pasado por un ciclo de ida que le
confiriese un cúmulo de experiencias referenciales para la comunidad (y aparte,
para ser patriarca evidentemente un hombre debía haber tenido ya varios hijos.
De hecho entre los judíos de la época, un hombre de más de 20 años que no
hubiera tomado esposa ni tuviera varios hijos ya, era muy mal visto por la
comunidad, lo cual le restaba el respeto necesario para ser un patriarca, por
lo que Jesús debió haber tenido al menos media docena de hermanos mayores por
parte de su padre, de una o de varias esposas anteriores a María, que en
aquella época era muy normal y cotidiano que las personas muriesen muy jóvenes,
especialmente las mujeres en los partos), mientras que María al momento de
casarse con Jose, debía tener alrededor de 13 años, pues era la edad en la que
normalmente se desposaban las judías en aquel entonces. Del profesor Parabacuto y sus conversaciones con nosotros tuve las
primeras referencias de los “Caballo de Troya” de J.J. Benítez que años después leí, y también recuerdo otro
libro que mencionó llamado “Proyecto Jesús”, de la misma temática de los
“Caballo de Troya” según nos contó, pero que nunca dí con ese libro, ni en
aquellos años ni tampoco ahora.
Volviendo al tema de los Astrólogos de Oriente luego de este
viaje al pasado a mi infancia y época escolar,
como mencionaba anteriormente, en el texto bíblico aparte de no
conferírseles ningún título de realeza, tampoco se dice cuántos son, ni mucho
menos como se llamen ni qué fisonomía hubiesen tenido (Quien tenga dudas al
respecto, vuelvo y repito, puede revisar el capítulo 2 de Mateo de cabo a rabo,
y revisarse los demás evangelios a ver si en algún lado se vuelve a nombrar a
este grupo de Magos y Astrólogos, de cuantas biblias tenga a la mano) Mateo
agrega, que este grupo de Astrólogos vinieron de Oriente siguiendo “su
estrella”.
Tal como me enseñó el profesor Parabacuto en mi infancia, no
se sabe a ciencia cierta quién ni en momento de la historia se le ocurrió
adosarles la coletilla de “reyes”. Sus
apariencias físicas, nombres y número, sí se sabe que fueron inventados por un
monje benedictino de llamado Beda en el siglo XIV. En los escritos de este
monje, se les limita a un número de tres, se les otorgan los nombres bajo los
cuales les conocemos popularmente en la actualidad, y se describe a Melchor
como un anciano de cabello y barba blancos, a Gaspar como un hombre maduro
(pero menor que Melchor) de barba rubia, y a Baltasar como un joven negro. Se
asume que esta caracterización fue con la intención de asociar a los Astrólogos
del mito con los tres continentes conocidos por el mundo occidental de la época
(Europa, Asia y África), de forma tal de hacer ver que los Astrólogos habían
llegado de los tres confines del mundo.
Yo, a manera personal, he especulado que la coletilla de
“reyes” se les adosó en primer término para hacer ver que la realeza y los gobernantes del mundo conocido habían
ido a adorar al recién nacido, y también como una forma de minimizar o anular
su condición de Magos y Astrólogos, dado que estos cuerpos de conocimiento son
severamente amonestados en los evangelios clásicos (de hecho, hoy día popularmente se ha logrado restarle valor, y a veces hasta omitir, el título de Magos, y mencionar sólo la atribución de reyes) .
Algunas amistades con las que he conversado al respecto, han
especulado también que este vendría siendo el título de Magus Rex, el título
del Alto Sacerdocio (El equivalente a un Sumo Sacerdote) dentro de la religión
de Zoroastro, en la antigua Persia. Los Magus Rex eran la jerarquía más alta
dentro del sacerdocio del Zoroastrismo, guardianes de la Sabiduría y el
conocimiento oculto, de la Magia y la Astrología.
De hecho, es algo bastante aceptado que “los tres” Magos,
habrían sido practicantes del Zoroastrismo, y habrían llegado a Judea desde
Persia o Babilonia.
Otras amistades ven este asunto de los Magos como una
analogía con una búsqueda interior de carácter iniciático. Para ellos, el mito
de “los tres” Magos, vendría representando el encuentro con la estrella de la
Sabiduría, y seguirla hasta llegar al propio renacimiento en el cual el adepto
se transforma en un ser totalmente nuevo, guardando silencio y manteniendo el
secreto en el camino (tal como los Magos habrían guardado el secreto de la ubicación del
recién nacido ante Herodes)
Estas tres figuras míticas e icónicas en Occidente, Magos,
Astrólogos y provenientes de la cuna de la Astrología occidental (Babilonia), y
la popularidad hemisférica de la que gozan, es la que da razón de ser a la
celebración del Día Internacional del Astrólogo en este día en particular, como
una forma de recordar la gran figura y prominencia que ha tenido la Astrología
desde los albores mismos de la civilización humana, en casi todas las culturas
importantes del planeta. Prácticamente todas las culturas han observado hacia
los cielos y estudiado el movimiento de los astros y su influencia en la vida
humana, en los acontecimientos sociales, y en los eventos naturales. Y así,
paralela (y me atrevería a decir que simultáneamente) se desarrolló, aparte de
la Astrología babilónica que posteriormente sería tomada y perfeccionada por la
cultura grecorromana y evolucionado hasta la Astrología moderna occidental, la
Astrología China por las culturas del lejano Oriente e Indonesia, la Astrología
Árabe, La Astrología Védica en la civilización India, sin olvidar tampoco los
sistemas astrológicos que se desarrollaron en las civilizaciones americanas
autóctonas, los más destacados y perfeccionados la Astrología Maya y la
Astrología Azteca.
Y, dentro del mundo del Ocultismo, la Magia y los oráculos,
la Astrología juega un papel análogo al que desempeña la matemática dentro de
las Física. Vemos esta interrelación especialmente en la Magia Ceremonial, en
el uso de las horas astrológicas y de atribuciones planetarias y zodiacales en
sus actividades, así como en la conveniencia de determinados eventos
astrológicos para ciertas prácticas dentro de ésta, y muy especialmente en la
Magia Talismánica. Y dentro de la Magia Natural, el simple hecho de orientarse
por el cambio de fase lunar para los trabajos mágicos y rituales, ya le da una
noción astrológica a la misma. Sin contar las correspondencias que hace la
Magia Natural moderna entre hierbas, gemas, flores y minerales con determinados
planetas y signos zodiacales, correspondencias que popularizó Scott Cunningham
(1956-1993) en sus escritos.
Y en el mundo de los oráculos, la influencia e importancia
de la Astrología es más que redundante. Sistemas como el Tarot, resumen en sus Arcanos gran parte del
conocimiento astrológico (de hecho el Tarot es definido también como una
Astrología abreviada), y artes como la Quiromancia hacen también una asociación
entre determinados planetas y ciertos “montes” y “llanos” de la palma de la
mano. Igualmente los arquetipos astrológicos se encuentran sintetizados en
dígitos dentro de la Numerología, y los arquetipos zodiacales y planetarios
encuentran también correspondencia en determinadas zonas del cuerpo en muchas
artes de sanación, y paremos de contar.
Grande ha sido el aporte de la Astrología, no sólo dentro
del mundo del Ocultismo y de la Magia, sino también a las ciencias formales y
reconocidas, tales como la astronomía y la química (la alquimia, precursora de
la química, ha estado siempre igualmente relacionada con la Astrología y ha
hecho uso de ésta).
Recordemos pues, en este día, a todo este legado ancestral del
que somos partícipes los que estudiamos los saberes de la Astrología, que hoy
está representado en esas tres figuras míticas, esos tres Magos y Astrólogos
que encarnan todo ese saber, antiguo y Arcano, desde sus orígenes.
Fuentes:
http://www.lr21.com.uy/cultura/1152200-los-reyes-magos-y-su-verdadera-historia